La pregonera de las Fiestas Patronales La Aldea de San Nicolás 2016, Encarna Pérez-Herrero Rodríguez, emocionó al numeroso público que se congregó ante el Pórtico de la Parroquia de San Nicolás de Tolentino para escuchar su alocución. Y es que emociona y enorgullece de manera especial, que una persona no nacida en el municipio como Encarna, exprese un amor tan grande, fuerte y sincero hacia La Aldea, un pueblo que “me encandiló sin estar” y una vez llegó aquí, sintió que “esta tierra engancha y lo hace de forma irremediable”.

Desde la primera vez que visitó La Aldea de San Nicolás, hace unos once años, se sintió tan atrapada que “por eso del egoísmo humano, sin pedir licencias ni permisos, adquirí mi condición de aldeana por prescripción facultativa y decisión irrevocable”.

Si “20 veces vine”, relató, “20 veces me pusieron su vida a mi alcance”. Asegura que “nunca me sentí sola”, siempre “había una puerta abierta que me acogía como una más de la familia”. Y así se lo hicieron sentir.

Con su “familia aldeana” como le gusta referirse, vivió “de cerca lo que les ha ido pasando, estar con ellos en lo bueno y en lo malo”. Ha vivido Fiestas Patronales, tenderetes, eventos familiares, ha recibido a aldeanos y aldeanas en su pueblo valenciano de Albalat del Sorells, algunos incluso para que les oficiara la ceremonia de su matrimonio.

INICIOS

Todo comenzó en 2004, cuando siendo ella concejal de Juventud del Ayuntamiento de su pueblo, recibió un mail solicitando un intercambio juvenil procedente de la misma concejalía pero en La Aldea de San Nicolás, remitido por su titular, Orgiano Ojeda.

Ese mismo año, en verano, una treintena de jóvenes vivieron unos días en Albalat, devolviendo luego la visita a La Aldea de San Nicolás. “Desde ese, mi primer fugaz viaje, mi propia realidad también había cambiado. La Aldea de San Nicolás se había instaurado en mí para siempre, sin remedio ni antídoto que me liberase de ese sentimiento aldeano”.

Esta relación, además, dio como resultado que los dos municipios se hermanasen, iniciando una serie de colaboraciones de diferente tipo.

Encarna Pérez-Herrero logró esta noche que todos los presentes reconocieran “el valor”, y tuvieran “la visión, de lo que pasa desapercibido por la costumbre y que nos hechiza a los que venimos de fuera por vez primera”. Y finalizó con un poema dedicado a La Aldea y a su Patrón que concluyó con un emocionado “desde el cariño más profundo, déjame dirigirme a tus aldeanos y aldeanas para decirles: ¡Ya tenéis en vuestras manos las mejores fiestas del mundo!”.