A escasos metros del cruce de La Playa con la GC-200 te puedes adentrar en un barranco que guarda auténticos tesoros naturales, arqueológicos e históricos. Un paseo muy agradable de apenas cuatro horas, te permite conocer una variada muestra de flora endémica canaria como el espino, el balo, la lágrima de la virgen o la botonera y también, desgraciadamente, invasora como el rabo de gato. Mientras caminas, no dejas de oír y ver diferentes tipos de aves como el cernícalo, gaviotas, alcaraván, pájaro moro o el canario del monte.
Pasas junto a antiguos hornos de cal, sustento de muchas familias de nuestro municipio hace algunas décadas, ves restos de minerales y te puedes adentrar en la historia más antigua de la zona, observando los enterramientos aborígenes que jalonan el barranco.
Por último, al caminar debes ir sorteando una extensa y sorprendente red de acequias, construídas a mediados del siglo XX con el inicio de la producción del tomate en nuestro municipio.