Espacios naturales de interés
Este municipio se encuadra en la parte más antigua de Gran Canaria: -14 a -13.4 millones de años, y desde entonces se viene desarrollando un proceso erosivo que perdura hasta la actualidad, con la excepción de las huellas en nuestro municipio de los ciclos eruptivos Roque Nublo y Post-Roque Nublo, Las Tabladas y la Punta.
Son de gran interés las diferentes formas geológicas que discurren por nuestro territorio: barrancos, roques, acantilados, macizos, cuchillos, degolladas, caideros, etc…
La Aldea de San Nicolás goza de un clima privilegiado, ya que las temperaturas permanecen constantes durante todo el año y las oscilaciones térmicas se mueven entre los 14º y los 28°C. Esto tiene como resultado que tengamos el privilegio de gozar de más de 3.500 horas de sol al año.
Existe una gran riqueza en cuanto a especies autóctonas y endémicas, como es el caso del último reducto del Cedro Canario (Juniperus Cedrus) que se encuentra localizado en la Montaña de Los Cedros.
En lo que respecta a la flora destacan los cardones, tabaibas, tarahales y juncos que pueblan los cauces de los barrancos, pasando por la tan conocida palmera canaria (Phoenix canariensis) con interesantes reductos en Tocodomán y Tasarte, los acebuches, almácigos y sabinares de la zona de transición y, finalmente, en la zona de montaña, los hogarzos, los escobones y los pinos canarios (Pinus canariensis).
Entre la fauna local destacan la paloma, la aguililla, el pinzón azul, la perdiz roja de La Aldea, los lagartos, etc…
Entre la fauna marina de nuestro litoral destacan la vieja, el sargo, la morena, el pulpo, los moluscos, etc…
Puntos de mayor interés
Acantilado del Andén Verde
Santuario de aves marinas
Un santuario para las aves marinas. Este acantilado, interesante desde cualquier punto de vista, supone un espacio de vital importancia para las aves oceánicas que nidifican en la isla.
Se puede obervar una de las mayores colonias de pardelas cenicientas del Archipiélago encuentra en sus andenes el lugar perfecto para reproducirse.
Macizo de Guguy
Reserva natural especial de Guguy
Abrupto, indómito y salvaje. Este conjunto de montañas, barrancos y playas constituye un espacio natural único donde la geología destaca por encima de todo.
Una extensa amalgama de formaciones rocosas permiten disfrutar plenamente de un espectáculo que sólo el vulcanismo de esta isla oceánica ha sido capaz de crear.
Cañón de Higuera Prieta
El barrando de Tasarte
Surcando la crestería de Los Molinos, con su boca orientada al barranco de Tasarte, Higuera Prieta es un hermoso cañón que debemos a la paciencia infinita del agua.
Un paisaje sobrecogedor que permite contemplar las cicatrices que el tiempo y la erosión han dejado en la zona más antigua de la isla.
Pinar de Inagua
Un bosque a 1000 metros
Este hermoso bosque es el hogar de la mayoría de aves forestales presentes en la isla, entre ellas, el pinzón azul -joya ornitológica- y el picapinos.
También merece ser resaltada la variedad y abundancia de invertebrados, por ejemplo, el cigarrón palo, la mariposa sátiro de Canarias (Hyparchia wisii), la teresita (Pseudoyersinia canariensis) o Buprestis berthelotti, entre muchos otros endemismos.
Almacigal de Artejévez
La belleza de Los Cedros
La Hoya de Artejévez, en las faldas de la montaña de Los Cedros, alberga el mayor bosquete de almácigos que se conserva en el Archipiélago.
Este reducto de biodiversidad, buena muestra de bosque termófilo, permite imaginar el paisaje vegetal que dominó gran parte de las hoyas y laderas del Valle antes del proceso de deforestación al que lo sometimos los humanos.
Cardonal de Los Hoyetes
Un ecosistema singular
Casi lindando con la hoya del Salado, un extenso cardonal tapiza las laderas que desde la cresta del macizo de Tirma-Azaenegue descienden hasta el Barranco Grande. En él destacan viejos ejemplares que llegan a ocupar superficies que superan los 50 metros cuadrados.
La espectacularidad de las plantas, sumada a la belleza de las panorámicas que se contemplan de La Caldera hacen de este lugar un espacio mágico.
Tabaibal de La Punta
Arbustos exclusivos de la región macaronésica
Una de los escenarios más paradisíacos de Gran Canaria es el que encontramos en la Punta de La Aldea.
Un suculento matorral, dominado por tabaibas dulces, tapiza las viejas laderas que conforman el extremo occidental de la isla y junto a la pequeña cala de El Puertito, los bajíos y los cantiles marinos permiten disfrutar una estampa idílica.
Humedal de La Marciega
Punto de interés ornitológico
Esta zona húmeda está entre las más interesantes de Canarias, ocupa gran parte de la desembocadura del Barranco de La Aldea y reúne condiciones que la hacen especialmente atractiva para numerosas aves acuáticas –residentes y migratorias- y multitud de pequeñas aves forestales que encuentran lugar de cría, alimentación y descanso en un extenso bosquete de tarajales.
Palmeral de Pino Gordo
Refugios para numerosos y raros endemismos
A lo largo del barranco de Pino Gordo, que nace en el cortijo de Inagua y muere en el Barranco Grande, frondosos palmerales que se entremezclan con el pinar visten de verde el cauce y pintan uno de los escenarios más exóticos del oeste.
Al interés florístico de estos bosques se une el de los grandes paredones que encajonan algunos de los tramos del barranco y que suponen el mejor de los refugios para numerosos y raros endemismos rupícolas.
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